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Diálogo con Débora Quiring y María Inés Obaldía, de la Intendencia de Montevideo
En el aniversario 25 de la Sala Zitarrosa, Somos Uruguay Revista conversó con la directora general del Departamento de Cultura de la Intendencia de Montevideo, María Inés Obaldía, y la directora de su División Promoción Cultural, Débora Quiring, sobre la propuesta de la sala, que recibe a más de 200.000 personas por año, y la política cultural de la intendencia como generadora de inclusión social. Además, destacaron la reforma del Teatro de Verano, que amplió su capacidad y aumentó su comodidad y funcionalidad.
“Para nosotros es muy importante por lo que implica en la ciudad, porque es una apuesta cultural de parte de la intendencia, que en el 96 empezó las obras e inauguró la sala en el 99, que tiene que ver con esa apuesta de la política cultural y de pensar colectivamente la ciudad, que es algo que ha trabajado la intendencia”, señaló Quiring.
La directora de la División Promoción Cultural destacó el rol de la sala como lugar de encuentro y una referencia para músicos emergentes del rock, de la música popular, y señaló que desde la dirección, que está a cargo de Cecilia Canessa, se busca una política cultural sostenida en el año y no propuestas puntuales, por lo que se trabaja en ciclos. Como ejemplo, mencionó el ciclo Marea, destinado a un enfoque de género y diversidad, el ciclo Causa, que está destinado a artistas del interior del país, y las diferentes propuestas destinadas a la infancia, como el programa Crece desde el Pie, que alcanza a más de 20.000 niños cada año, o el programa Música en la Escuela, que llevan adelante la Filarmónica y la Sinfónica, en la que músicos van a las escuelas públicas de la ciudad.
“Lo interesante de esto es que van a sus espacios habituales y cotidianos, entonces ahí, donde ellos transitan, ya sea un comedor, una galería, un salón multiuso, les ofrecen una experiencia musical, hasta física, porque la vibración se siente en el cuerpo”, agregó.
Fieles a su diversidad, el acto aniversario de la Sala Zitarrosa contó con la presencia de Numa Moraes, Washington y Cristina Fernández, Larbanois & Carrero, Papina de Palma, Milongas Extremas y Florencia Núñez, entre otros.
“Realmente creemos que cuando se trabaja en una apuesta de esta manera, la cultura genera inclusión social, genera convivencia, genera participación. Realmente es un camino que marca la diferencia”, afirmó.
“Tras estos 25 años la sala está totalmente consolidada, vamos ahora por la reapertura del Teatro de Verano, que es la sala a cielo abierto más grande del país, y más allá de un documental en el que distintos músicos van a ir hablando de lo importante que ha sido en su vida y en su formación el Teatro de Verano, para nosotros también ha sido un desafío ampliarlo, mejorarlo, modernizarlo, ponerle butacas, poner iluminación en los escalones, posibilidad de acceso de 20 personas, es decir, diez personas en sillas de ruedas y su acompañante, convertir estas salas, que han sido históricas, en salas del futuro”, comentó Obaldía.
En esta reforma se incorporó un tercer anillo que implica un crecimiento de 1.200 localidades en el teatro. “Tiene que ver con poner el énfasis donde debe tenerlo la política pública, eso que a nosotros nos gusta llamar ese ritual laico que es como una conversación infinita entre artistas desde música popular, carnaval, que atraviesa la esencia del Teatro de Verano”, agregó Quiring.
Consultadas sobre la vigencia del vínculo mano a mano con el artista, en momentos de grandes despliegues tecnológicos en torno a los espectáculos, Obaldía destacó el testimonio de los artistas sobre este punto. “Para ellos es muy importante este mano a mano con el público, más allá de toda la tecnología que pueda completar ese vínculo”, agregó.
Otro punto mencionado por Obaldía fue El Teatrino, con el que han recorrido los barrios. “Son los mismos actores que están en la Comedia Nacional y en el Solís, recorren los barrios con los mismos trajes, el mismo rigor actoral, obras clásicas o pensadas especialmente, y ahora vamos a hacer un cierre de la temporada al aire libre en la explanada del teatro Solís”.
En cuanto al vínculo entre la dinámica del barrio y la propuesta teatral, Obaldía señaló que se da una “interacción inolvidable” entre el público y los actores que bajan del Teatrino. “Estoy segura de que de allí sale gente que dice yo quiero hacer esto en mi vida, quiero fabricar esos trajes, quiero ser ese actor, quiero ser esa actriz, quiero cantar de esa manera, quiero ser ese músico. Así que nos parece extremadamente fermental y es muy bien recibido por vecinos y vecinas”, señaló.
“Tiene que ver con lo transformador del arte en esta propuesta de cercanía que se está construyendo en el marco de los 300 años, con pequeños fragmentos de clásicos que tanto nos siguen diciendo en tiempos de crisis y tiempos tan complejos que estamos viviendo”, agregó.